confía en ti

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lunes, 30 de mayo de 2016

AVENTURA EN EL OASIS

Moli había recibido una carta de su amigo tuareg Moussa. En ella les invitaba a ir a su oasis a él y a toda la clase para pasar allí unos días. Todos se pusieron muy contentos y se prepararon para el viaje. Irían en avión hasta la ciudad más cercana y luego en dromedarios, con alguna de las caravanas de tuaregs.
No se olvidaron de los turbantes, la crema de sol, las gafas, unas mantitas para las frías noches del desierto y unas cantimploras.
Cuando llegaron al oasis no encontraron a Moussa por ninguna parte y aunque preguntaron por él a muchos tuaregs que había por allí, nadie le había visto, y lo peor de todo parecían muy enfadados con él.

Cuando se metieron a dormir en la tienda oyeron unos ruidos y se asustaron. Y si es una serpiente?? o un fenec??  o algún escorpión???
Pero no, no era nada de eso, era Moussa, que había entrado sigilosamente, sin que nadie le viera.
-¿Dónde estabas? Preguntó Moli. Te estábamos buscando!!!
-Lo siento mucho contestó Moussa, pero no puedo volver al oasis así… Estaba a punto de llorar!
-¿Qué te pasa? preguntaron a la vez Izana, Andrea y Adriana, y se echaron a reír al oírse…
- No os riáis, si me encuentran los mayores me van a castigar, y no me dejarán ser un tuareg como ellos.
-Pero ¡qué has hecho? Preguntó Gonzalo muy serio.
-¿Has roto algo importante? Preguntó Juan.
-¿Has desperdiciado el agua?, se le ocurrió a Daniel.
-A lo mejor te has comido todos los dátiles y ahora no tienen para los demás, dijo Jesús.


-No, no, no es eso, es mucho peor. Lloraba Moussa.

-Pues cuéntanoslo y a lo mejor te podemos ayudar nosotros. Exclamó Nico.
Y el pequeño tuareg les explicó que había salido con su dromedaria a llevar un cargamento de telas a otro oasis que está bastante lejos, hacia el sur, cuando les sorprendió una terrible tormenta de arena. Él se refugió con las telas y esperó, pero cuando pasó la tormenta la dromedaria no estaba.
-¿ La has buscado por allí? preguntó Claudia Oliva-Igual está perdida y no sabe volver…
-Si, sí, la he buscado pero nada, y si vuelvo sin ella el castigo será tan grande que me da miedo… buahhhh!! Lloraba y lloraba.
-No llores, nosotros iremos contigo a buscarla. Preparados chicos?? Dijo Moli.
-Preparados!! dijeron todos a la vez.
-Tengo una idea, exclamó Carla, haremos tres grupos, y así buscaremos por tres sitios a la vez.
-De acuerdo, contestaron todos.
Se pusieron sus turbantes azules y llenaron sus cantimploras.
-El primero que la encuentre que avise, eh!! Aconsejó Moli.
-Yo llevaré mi cencerro y le haré sonar muy fuerte si la encontramos.- comunicó Noé.
-Buena idea, yo iré contigo, dijo Salvador.
Hacía mucho calor y mucho viento. Las dunas cambiaban de forma, pero no había ni rastro de la dromedaria de Moussa.
-Tendremos que volver al oasis, dijeron al cabo de unas horas Sheila y Stéfani, ya no tenemos ni gota de agua!!
-Es verdad!! A mí también se me está terminando… comprobó Carlota.
Casi de noche, y con mucho frío, dos de los grupos de exploradores volvieron al oasis cansados, tristes, porque no habían encontrado ni rastro de la dromedaria.


Faltaba el grupo de Moli, Moussa y otros niños que aún no habían regresado.
Ahora tenían otra preocupación más, seguro que no tenían agua, y en el desierto no se puede sobrevivir sin agua!!!
Estuvieron toda la noche vigilando el ancho desierto por si volvían sus amigos sanos y salvos.
Al amanecer vieron un grupo de tuaregs, volvían cantando muy contentos y traían una dromedaria… y una cría!!
-¡La hemos encontrado! dijo muy contenta Carmen al llegar al oasis.
-¡Sí, sí, se había refugiado detrás de una enorme duna y allí ha tenido a su cría. Explicó Julia.
-Y claro, como no quería dejarla solita hasta que no ha aprendido a andar no podían volver aquí. Les contó Luján.
-Pero… cómo habéis sobrevivido sin agua?? Preguntó muy sorprendida Claudia Álvarez.
-Muy fácil, explicó Moussa, la dromedaria nos ha dado de su leche, con la que alimenta a su cría…y también a nosotros. Muchas gracias chicos! sin vosotros no lo hubiera conseguido.
Por fin todos juntos y felices, porque la aventura había terminado bien, pasaron unos días muy divertidos, en el oasis de su amigo Moussa, en pleno desierto del Sahara.


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